La caída en picado a la que los dirigentes de IU Leganés están sometiendo a esta formación ha adquirido, en los últimos tiempos, unos rasgos que van más allá de la simple miopía política para instalarse en el más absoluto desprecio por la ética y los valores que un partido de izquierdas debe ostentar como su principal seña de identidad.
Me refiero al escándalo (publicado por “Ciudadanos por el Cambio” en un informe reciente) que supone la presencia de José Castejón, verdadero hombre fuerte de la coalición en nuestro municipio y accionista del Club Deportivo Leganés Sociedad Anónima Deportiva, en las instancias del Ayuntamiento donde se han tomado decisiones acerca de las subvenciones en beneficio de esta empresa (no por ser deportiva, deja de ser una empresa).
Este hecho, más allá de las responsabilidades que la justicia determine, si es que existe alguna responsabilidad legal, debe ser analizado políticamente para extraer conclusiones que nos permitan realizar una crítica coherente enmarcada en la lógica progresista y llevar adelante propuestas que nos permitan superar la situación de abandono y descrédito a la que esta clase de dirigentes está empujando a la izquierda en general.
En primer lugar, si bien es legal que una persona que desempeña cargos políticos de representación institucional invierta su dinero como quiera, es absolutamente reprochable que un dirigente de un partido político que se define como “anticapitalista” (adjetivo que encabeza el proceso de refundación de IU) se preste al juego de la especulación y la búsqueda más grosera de la revalorización del capital.
En segundo lugar, la presencia del actual concejal de cultura, “camarada” del Partido Comunista, e histórico responsable de finanzas de IU Leganés, en las Juntas de Gobierno del Ayuntamiento de Leganés donde se han tomado decisiones referentes a la mentada empresa, no parece que sea la conducta más adecuada para un dirigente político, ya que una mente calenturienta podría pensar que ha aprovechado su cargo de representación institucional para tomar decisiones en beneficio propio.
Convencido de la imposibilidad de que el compañero Castejón haya actuado con aviesas intenciones, y seguro de que en ningún momento ha tratado de beneficiarse de su cargo institucional para un supuesto lucro privado, creo que todavía tiene la oportunidad de dar una explicación pública que corte de raíz las múltiples especulaciones que corren por Leganés.
Lo que si considero es que la perspectiva de construcción de un referente de izquierdas en nuestro municipio debe alejarse de dirigentes que, como Castejón, nos deslumbran casi a diario con su incapacidad para el trabajo a medio y largo plazo, ocecados como están en la gestión simplista de la cosa municipal.
Porque, aún confiando en que no ha habido intención de cometer ningún delito, la actitud de Castejón solo demuestra exceso, no se si de soberbia, por pensar que no existen limitaciones ni condicionantes cuando uno representa la voluntad popular expresada en procesos democráticos, o de ignorancia, por no saber, siquiera percibir, que la condición de concejal y de accionista de una empresa con indudables nexos con el Ayuntamiento, por ser el principal equipo de fútbol de Leganés, puede ser, cuando menos, controvertida y difícilmente aceptable por las mismas personas que depositaron su confianza en el partido por el que se presentó a las elecciones.
En Leganés tenemos la oportunidad de añadir al lema de la izquierda alternativa, Otro Mundo es Posible, otro que exprese fehacientemente nuestras necesidades más inmediatas: Otros Dirigentes son Posibles (e imprescindibles)
Antonio Montoro