Con esta etapa histórica del franquismo en Leganés, centrada en la institución local, se da a conocer la vida política del municipio tomando como plataforma los cambios institucionales que se suceden en el transcurso de estos años en el Ayuntamiento de la localidad.
Ver Orden de 30 de octubre de 1937>>
LA HISTORIA NO CONTADA.
Sólo sabiendo la verdad se puede pasar página.
El simple hecho de hablar de “memoria” en este país desata pasiones y odios. Conocer nuestra historia reciente no tiene nada que ver con abrir o cerrar heridas, esa es una tesis que plantea la derecha. El problema reside en todo lo que no está contado, porque hasta ahora la historia la escribieron los vencedores y queda mucho que descubrir sobre la historia no contada y más aún sobre al historia local. El juez Garzón fue el último en intentar desempolvar nuestro pasado pero las tenebrosas fuerzas del pasado le ganaron la batalla y, paradojas de la historia, le han sentado en el banquillo.
En la medida que la memoria venza al olvido se podrá aspirar a la normalización, la reconciliación me parece difícil mientras no se abran las cunetas de ambos lados –que las hay-, pero vivir con normalidad nuestra historia sí se podrá conseguir
Esta serie de artículos pretenden cubrir una de las muchas lagunas que existen sobre nuestra historia más reciente, recopilando datos y documentos sobre la época porque es un tema sobre el que la gente habla con el corazón no con la cabeza y con subjetividad y solo a través del conocimiento y la investigación es como se deben abordar estos episodios. Estos informes están basados en la investigación más estricta sobre documentos que constatan lo ocurrido en la actual ciudad hace más de setenta años, el tiempo suficiente para mirar con objetividad lo ocurrido y más aún si el que lo describe no forma parte de la generación que vivió en primera persona la Guerra Civil en el municipio.
Soy consciente que sacar a la luz acontecimientos, hechos, acciones y personajes de la vida local que sucedieron hace más de cincuenta años no será del agrado de los familiares de algunos protagonistas de la vida local porque estos han enterrado los acontecimientos que sucedieron hace más de medio siglo. Pero en la búsqueda de conocer la historia de mi pueblo y el de mis ancestros hay que afrontar con objetividad los acontecimientos que sucedieron en este periodo de la vida local. Los pongo a disposición de aquellos que los quieran leer para informarse con la máxima objetividad y sin acritud, con el convencimiento de que parte de aquellos que fueron los protagonistas de la vida local durante tantos años no sientan ningún interés en que se desempolven viejos recuerdos que ya están olvidados. Pero la historia hay que conocerla como trampolín para mirar hacia el futuro porque sólo sabiendo la verdad se puede pasar página.
A este fin están dedicados la serie de artículos sobre la posguerra en Leganés que irán apareciendo con el único objetivo de contar la historia local que no está en los libros pero si en el subconsciente de aquellas familias que abandonaron Leganés a finales de octubre de 1936 por temor a las represalias militares y de aquellas que esperaron al Ejercito de Franco. Cada una de ellas cumplió con su cometido que en general ya estaba predestinado de antemano antes del 18 de julio de 1936 en función de la posición social que ocupaban en la pequeña sociedad local en que les había tocado vivir. Todas ellas cumplieron su función. Unas dominantes y vencedoras que apostaron por la tradición secular y otras de dominados y derrotados pero con dignidad y sabiendo que se enfrentaron al destino con valentía y entereza para defender sus ideales y a un régimen por el que votaron y lucharon.
Pasados los primeros años de la contienda civil las aguas volvieron a su cauce porque se ocultaron y escondieron en el subconsciente más profundo por el miedo las imágenes que los cristalinos de ambas partes habían vivido tiempo atrás. Valga como vuelta a la normalidad aquellos partidos de fútbol a principios de los años cuarenta en el campo municipal de deportes de la actual plaza de Roma entre “falangistas y rojos ” que con cierta periodicidad se celebraban, sabiendo cada jugador cual era su posición ideológica y política en el enfrentamiento deportivo, pero primaba en los jóvenes vecinos llenar los muchos ratos de ocio por el alto desempleo que existía en la localidad que las consideraciones bélicas. O años más tarde las partidas a las cartas en el bar Ideal entre enemigos en el campo de batalla y en el terreno político, pero amigos en el terreno personal, en el juego y en la vida cotidiana y en otros casos el azar hacía que fuesen compañeros de partida vecinos de diferente trinchera.